Un ático con alma sobre La Latina

Este proyecto ha supuesto, sin lugar a dudas, uno de los mayores retos —y satisfacciones— para nuestro estudio. Nos enfrentamos a una vivienda con una fuerte carga del pasado: un ático en la calle Don Pedro que conservaba intacta la esencia de hace bastantes décadas. Sin embargo, su ubicación privilegiada, con vistas abiertas sobre el barrio de La Latina, era sencillamente irrepetible.

Miguel, su propietario, lo tuvo claro desde el principio: buscaba un espacio con identidad, contemporáneo y versátil, donde las zonas comunes fuesen el núcleo vital de la vivienda. Quería una casa para vivirla y compartirla, especialmente en reuniones con amigos y familia. Para lograrlo, articulamos el proyecto en torno a un espacio central, donde la cocina abierta conecta el salón con la amplia terraza, favoreciendo la circulación, la luz y la conexión directa con el exterior.

El comedor debía responder también a una necesidad puntual: transformarse, cuando fuera necesario, en habitación de invitados. A través de un sistema de puertas correderas que se integran en el diseño general, y una cama abatible camuflada tras una estructura de librería, conseguimos una solución elegante y funcional, sin comprometer la estética del conjunto.

Los espacios privados fueron concebidos con una intención clara: carácter y sofisticación. El dormitorio principal se convierte en una de las piezas clave del proyecto, gracias al diseño a medida del cabecero —con cuarterones de madera lacada y zonas espejadas— y al armario retroiluminado con frentes de cristal ahumado, que dejan entrever el interior como una prolongación del orden estético del dormitorio. Las lámparas colgantes y la zona de lectura completan este espacio con personalidad y calma.

Para el baño, Miguel tenía una única petición: que respirara elegancia en tonos oscuros. Partiendo de esa premisa, seleccionamos cuidadosamente cada elemento —desde la cerámica a los sanitarios, pasando por la grifería y el mueble de lavabo diseñado a medida— para construir una atmósfera envolvente. La iluminación indirecta del espejo y apliques así como la puerta con palillería de madera son detalles que terminan de definir el espacio.

El vestíbulo, por su parte, merecía un tratamiento especial. Por su dimensión y presencia, lo concebimos como una sala de exposición, un umbral que anticipa lo que está por venir. Miguel, apasionado del diseño y el arte, ha sabido vestirlo con piezas escogidas con gusto y audacia, que elevan cada rincón de la casa y lo dotan de una narrativa propia.

Hoy, esta vivienda es el fiel reflejo de quien la habita: elegante, luminosa, personal y sofisticada. Un lugar donde el diseño, la funcionalidad y la sensibilidad conviven en armonía.

Y lo mejor de todo: Miguel está feliz.
Nosotras también.

Abrir chat
¿Necesitas ayuda?
Hola, ¿en qué podemos ayudarte?